El corazón humano es un océano de fuerzas. A veces sentimos un tsunami que nos arrastra, otras una brisa que nos calma. Pero, ¿somos capaces de nombrar correctamente esas fuerzas? ¿Lo que te mantiene unido a tu pareja es la calma de un refugio o la desesperación de una prisión?
En el reciente episodio de "Magia, Amor y Pasión", tocamos la herida: la confusión entre amor, apego y pasión es la causa silenciosa de muchísimas rupturas y sufrimiento. Si la pasión es una ráfaga y el apego una prisión, ¿qué es el amor? Y más importante aún, ¿cómo nos afecta elegirlos mal? Vamos a ir más allá y a armar un mapa para dejar de sabotearnos en el juego de las relaciones.
La autopsia emocional: características que no mienten
El error más común es creer que la intensidad es un sinónimo de profundidad. La pasión y el apego son intensos, pero por razones diametralmente opuestas al amor.
La pasión: un fuego de paja
La intensidad inicial que describe la doctora Dorothy Tennov como limerencia es, fundamentalmente, un proceso químico. Nuestro cerebro se inunda de dopamina y norepinefrina. Es un fuego de paja: espectacular al encenderse, pero se consume rápido si no tiene leña sólida (compatibilidad, valores, compromiso) debajo. Se enfoca en el deseo "tengo que tenerte", no en el deseo "quiero que seas feliz".
El apego: el círculo vicioso del miedo
Como bien señala el doctor Amir Levine, el apego inseguro nos convierte en buscadores de reguladores de ansiedad. Si la frase más honesta que te sale es "No sé qué haría sin ti" —y no en el buen sentido, sino con pánico real—, estás en el territorio del apego dependiente. El apego es una muleta que te impide caminar solo. Es una relación en la que el otro no es visto como un compañero, sino como un proveedor de autoestima y seguridad. La pareja se vuelve indispensable, no por la calidad de su presencia, sino por el terror a su ausencia.
Las consecuencias silenciosas de elegir mal
Cuando elegimos parejas basadas en la adicción de la pasión o la comodidad del apego, el resultado inevitable es la desilusión y, a menudo, el dolor.
1. El autosabotaje por la "droga emocional"
La persona adicta a la pasión confunde el drama con la vitalidad. Si una relación es tranquila y estable, la descarta por "aburrida" o "sin chispa". Siempre está persiguiendo el subidón hormonal inicial, condenándose a una sucesión de relaciones efímeras e intensas que nunca evolucionan a algo profundo.
2. La deuda emocional del apego
Como tu pareja es la encargada de calmar tu ansiedad o llenar tu vacío, cualquier fallo de su parte (un mensaje no respondido a tiempo, una salida con amigos) se percibe como un abandono o un ataque personal. Esto genera resentimiento y control, sofocando a la persona amada y, finalmente, espantándola.
3. La falsa paz que estanca
El apego puede generar una falsa sensación de paz (la comodidad de la rutina o la dependencia económica/social). Esta "paz" no es más que estancamiento. El amor verdadero te reta, te impulsa a ser mejor y a crecer, incluso si eso implica incomodidad. El apego te mantiene pequeño y a salvo, sacrificando tu potencial individual por la seguridad de la pareja.
Construyendo la casa del amor verdadero
El amor, a diferencia de sus dos impostores, no es algo que sucede, sino algo que se hace día a día. Es la elección tranquila, madura y consciente de compartir la vida con otro ser, respetando su libertad y la propia.
Aquí tienes tres pilares prácticos para asegurarte de que estás construyendo amor:
1. Desarrolla tu independencia emocional
Antes de buscar a alguien que te complemente, busca a alguien que te acompañe. Si tu felicidad no depende de la presencia de otro, tienes la base para un amor sano.
Pregúntate: ¿Qué hago por mí hoy que me haga sentir completo y feliz, sin involucrar a mi pareja? (Afición, meta personal, tiempo a solas).
2. Prioriza el respeto y la comunicación (Los Lenguajes del Amor)
La pasión se comunica con suspiros; el apego, con reproches; el amor, con palabras y actos claros. La recomendación de Los Cinco Lenguajes del Amor de Gary Chapman es crucial porque el amor requiere esfuerzo comunicativo. Tómate el tiempo de aprender y aplicar cómo tu pareja se siente más amada y cómo tú puedes expresarlo. Si la comunicación es la base, es más fácil que la pasión se convierta en ternura y el apego en interdependencia sana.
3. Busca la voluntad, no solo el sentimiento
El amor es un acto de voluntad tranquilo. Es elegir quedarte cuando la pasión se ha calmado, porque valoras a la persona y el proyecto de vida en común. Es elegir tener una conversación difícil con respeto, en lugar de huir o recurrir al chantaje emocional. Los sentimientos van y vienen, pero la voluntad de amar se mantiene.
Recuerda las palabras de Walter Riso en Amar o Depender: desmantelar las cadenas del apego es el camino hacia el amor libre y maduro. La verdadera magia del corazón reside en la libertad de elección, no en la necesidad de poseer.
Y tú, ¿has sentido el alivio de transformar un apego en amor propio? Comenta tu experiencia y qué estrategia te ha servido para diferenciar la intensidad del apego de la paz del amor.
¿Confundes el amor con la obsesión o la dependencia? 🤔 Descubre el Triángulo Fatal de Pasión, Apego y Amor verdadero que sabotea tus relaciones. ¡Es hora de cambiar el drama por la paz! 🎧 Escucha el episodio completo de La Brújula del Corazón:Desmantelando el triángulo fatal de amor, apego y pasión aquí:
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